Especial un año sin García Márquez. Contra los sordos poderes de la muerte

Vivian Murcia nos presenta su forma de ver a García Márquez, otra forma de conocerlo. A continuación su punto de vista de quién fue este gran colombiano.

Contra los sordos poderes de la muerte
Por Vivian Murcia González

Yo lo idealicé y por eso no puedo escribir un artículo que no caiga en la cursilería. Yo crecí con él como periodista. Por desgracia no fuimos contemporáneos y cuando yo tenía mi primer trabajo como periodista él ya estaba enfermo. Así que Gabriel García Márquez siempre fue, para mí, el inalcanzable… no podía llegar a él, no podía estar en una presentación de algún libro suyo o en alguna conferencia, no podía ni siquiera perseguirlo a través de algún jefe de prensa. Lo hubiera hecho con todo mi empeño porque me hubiera gustado verlo antes de que se muriera.

Cuando yo nací ya era Premio Nobel y, entonces, en el colegio me inculcaron el respeto a su escritura. Lo leímos varias veces y nuestra profesora de literatura nos hacía repetir de memoria las primeras líneas de ‘Cien años de soledad’ porque lo increíble es que en una única frase tuvo la capacidad de hablar en pasado, presente y futuro: “Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo (…)”

En la universidad tuve el espacio para leerlo con detenimiento. Entonces empecé a entender muchas cosas tanto de él, como de mí país y, por lo tanto, de mí misma. Descubrí a un costeño afable, de un humor estupendo y de unos sentimientos muy sinceros, pero lo que más me sorprendió es que ese joven provinciano fuera capaz de escribir y de hacerlo bien, de llegar lejos sin la altivez de los escritores que se creen muy eruditos e importantes.

Además, era un insuperable trabajador. Amaba el periodismo, escribía hasta la madrugada, también le gustaba el vallenato, era muy colombiano.

He leído casi toda su obra porque fue la única manera que tuve de tenerlo cerca. Me acostumbré a conformarme con imaginarme como escribía cada frase, cómo pensaba cada detalle narrado, me acostumbré a preguntarme ¿de dónde conseguía esas historias y cómo adquiría esa manera de contarlas?

Y en él descubrí que hay personas con talento. No servía para otra cosa, como él mismo lo reconocía, lo suyo era ver, oír, sentir y escribir.

Admiro su talento, admiro su ingenio pero, sobre todo, admiro lo que era. El señor Gabriel García Márquez era un colombiano orgulloso de lo que era, un costeño nato, rumbero, una persona tan espontánea y sincera consigo misma que era incapaz de sentirse cómodo en el circuito de intelectuales, esos que tienen tufillo de importantes y se codean con el político de turno.

Vivió en Europa, aguantó hambre, pero resistió y, así, a punta de esfuerzos, se fue formando con la vida misma. Escribió sin un céntimo que lo respaldara pero no por eso se hundió, jamás renunció. Para poder publicar ‘Cien años de soledad’ tuvo que empeñar el último electrodoméstico que quedaba en su casa. Su esposa, la mujer que siempre lo apoyó, le advirtió que el dinero del empeño sólo alcanzaba para enviar a la editorial argentina una parte de la novela. Seleccionó hojas, sacó algunas y sólo pudo enviar las que el malvado dinero le permitía. Muy preocupada por la economía del hogar la esposa le advirtió: “ojalá esa novela sea buena”, era el último esfuerzo económico que podían permitirse… poco tiempo después lo llamarían para anunciarle que era el Premio Nobel de Literatura….

Y me lo imagino feliz, como lo estuvo toda Colombia. Teníamos al mejor.

Es aquí donde no puedo dejar de ser un poco cursi para expresar lo que siento por ese hombre que idealizo cada vez que lo leo (porque he leído sus novelas más de dos veces). Era una persona a la que quise (y quiero) con un amor loco de niña pequeña.

Su figura es demasiado importante para mí; su peso literario, sus ideas políticas, su manera de pensarse como colombiano lo han hecho uno de los hombres de mi vida (que son pocos).

Nadie le dará la talla. Yo no concibo lo que soy sin sus libros. Como periodista no me imagino leyendo las historias de los periódicos (todas muy monótonas) sin esa posibilidad que él me abrió: la de hablar sin tapujos pero sin groserías, la de ser honesta con Colombia pero sin negar los problemas que acechan al país, en definitiva, a ser yo misma porque algo de él hay en mí.

Hace un buen tiempo que no vivo en Colombia y no suelo ser una nostálgica de mi tierra, pero cuando leo a García Márquez no puedo evitar sentir el vacío de lo que dejé allí….

Y ahora el momento de enfrentarme a un hecho que hace que el corazón se me descomponga… un recuerdo, un golpe que me dejó casi muda.

Estaba de casualidad en Bogotá, iba a hacer un trabajo muy específico y muy rápido. En una tarde libre fui a almorzar con unos amigos, mis mejores amigos de Bogotá, paradójicamente, ese día hablamos mucho de libros y nos divertimos…pero uno de mis amigos leyó un mensaje de su teléfono móvil y entonces nos dijo con la cara triste: “acaba de morir Gabriel García Márquez”.

Cogí un taxi y me fui a casa, tenía que escribir algo para esta revista que llevo haciendo desde hace tres años pero la verdad es que me sentí completamente triste aquella noche, no quería escribir nada, no quería decir nada, había sufrido una pérdida… Algo me salió y lo publiqué pero la verdad es que esa noche sentí un terrible dolor.

El 17 de abril de 2014 se murió, no lo conocí pero me siento tan cerca suyo que hoy, a un año de su muerte, vuelvo a estar silenciosa, triste y vencida. No quiero caer en lugares comunes, no quiero un artículo que haga grandes alardes de su figura, lo quería a él, como escritor, como periodista y como una persona que nos dio alegría a los colombianos.

¿Quedará algo de Gabriel García Márquez en cincuenta, en cien, en doscientos años? Nadie lo sabe. A veces en Colombia se nos olvidan muy rápido las cosas. Por mi parte mientras siga encabezando esta revista me encargaré de que cada 17 de abril me tiemble el corazón porque es el día de publicar el especial sobre Gabriel García Márquez, al que nunca conocí pero que siempre voy a recordar hasta que esta revista o yo nos muramos también.

 Artículos en homenaje a Gabriel García Márquez (Especial de la Revista El PortalVoz)

El pistolero viejo (O cómo ser alumno de Gabriel García Márquez) (Por: Andrés Burgos)

Gabo en casa (Por: Zheger Hay Harb)

Entre el amor y la muerte. Las obsesiones de Gabriel García Márquez (Por: Varios autores / Redacción El PortalVoz)

Dos amigos: Gabriel García Márquez y Álvaro Mutis (Por: Juan Gustavo Cobo Borda / Escritor colombiano)

Una visita a la casa de Gabriel García Márquez (Por: Lauren Mendinueta / Centro Virtual Cervantes)

Diez excelentes obras de Gabriel García Márquez (Portal Educando)

Lamentablemente esta semana perdimos a Eduardo Galeano así que dedicamos este artículo en su honor:   

Eduardo de América (la pobre) (Por: Aram Aharonian / Periodista uruguayo)

Fuente:
http://www.nci.tv/index.php/menuportalvoz/

Recurso relacionado:

Diez excelentes obras de Gabriel García Márquez