El Día Internacional del Trabajo Doméstico se conmemora el 22 de julio desde 1983, declarado como tal durante el Segundo Encuentro Feminista Latinoamericano y del Caribe (EFLC).
Esta conmemoración coloca en el ámbito público el reconocimiento del trabajo al interior de los hogares, tanto remunerado como no remunerado y sus aportaciones económicas y sociales a los países, así como la desigualdad en el acceso a derechos, que afecta principalmente a las mujeres debido a la subvaloración de este trabajo.
El trabajo doméstico es aquel que se realiza en o para un hogar. Implica actividades de limpieza, preparación de alimentos; cuidado de niñas, niños, adolescentes, personas mayores, personas con discapacidad, alguna condición de salud o personas dependientes e incluso animales; tareas de mantenimiento como jardinería; de transporte como conducir vehículos; de administración y gestión del hogar como las compras de insumos, entre otras.
Por lo cual, el trabajo doméstico es imprescindible al brindar cuidados personales y del hogar.
A pesar de que el trabajo doméstico no remunerado se realiza dentro de la vida familiar, y responde acuerdos y dinámicas que se establecen entre quienes la comparten, éste es altamente feminizado (mujeres, niñas y adolescentes). La perpetuación de los roles de género designa tareas de cuidado y domésticas exclusiva o mayoritariamente a las mujeres.
Esto impacta directamente en el uso del tiempo de las mujeres, ya que es destinado a la atención de la colectividad, y no para su desarrollo y bienestar personal.
El trabajo doméstico no remunerado es una expresión de las desigualdades de género. Según datos oficiales nueve de cada diez mujeres dedican gran parte de su día a las tareas del hogar, sacrificando aspectos de su vida personal y laboral para poder asistir a las demandas de la casa y la familia. Al asimilar este tipo de tareas con el rol femenino, se las invisibiliza social y económicamente.
Además las mujeres ganan en promedio un 27% menos que los varones, brecha que aumenta a un 40% en los trabajos informales, y las cargas familiares condicionan muchas veces el desempeño profesional o expectativa laboral.
Reflexionar sobre los roles asignados por el género para discutir la redistribución de las tareas del hogar y de cuidado, es necesario para una vivencia más igualitaria y valorar socialmente actividades que, en definitiva, son esenciales.
Fuentes:
https://copred.cdmx.gob