Según Emilio Rodríguez Demorizi, (Revista CLIO, número 86, pág. 05), «Al quedar constituida La Trinitaria 16 de julio de 1838, Pina fue uno de los primeros en integrarse a la organización política patriótica. Al estallar la Revolución de Praslin que derrocó al gobierno del presidente haitiano Jean Pierre Boyer, Pina promovió junto a otros trinitarios, la tarde del 24 de marzo de 1843, una poblada para dar el grito de Reformas. Charles Herard hizo su sorpresiva aparición por el Cibao. A su paso por aquellos pueblos encarceló a los principales próceres, y al llegar a Santo Domingo, el 12 de julio, ordeno la persecución de Duarte y de sus más adictos compañeros. Sánchez logro permanecer oculto, mientras Duarte, Pina y Pérez se vieron obligados a embarcar clandestinamente rumbo a Curazao.»
Pedro Alejandro Pina utilizó el teatro como estrategia para expresar e influir sus ideas al pueblo. Al seleccionar las obras para que se representasen en el teatro contaban historias similares a la situación que se estaba viviendo en esos momentos para dar a entender los objetivos de los trinitarios. Algunas de estas obras fueron “Roma Libre” de Alfieri y “La Viuda de Padilla” escritas por Francisco Martínez de la Rosa y «Un día del año 1823 en Cádiz de Eugenio de Ochoa».
Encontrándose en Curazao conoció la noticia de la proclamación de la independencia del 27 de febrero de 1844, y junto a Duarte y Pérez regresó de inmediato a la patria.
Fue miembro de la Junta Central Gubernativa y en su condición de patriota impidió junto a Duarte y otros independentistas, la concesión de Samaná a Francia y el triunfo de los planes contenidos en el Plan Levasseur y participó en el fallido motín militar del 9 de junio, que buscaba limpiar el gobierno de antinacionales y llevar a Juan Pablo Duarte a la presidencia.
Pedro Santana aprovechó su poderío militar, para declarar disuelta la Junta Central Gubernativa y declararse jefe supremo de la nación. Pina figuró entre los hombres señalados por Santana como traidores a la patria y fue obligados junto con Duarte y varios de sus compañeros a emprender un exilio forzoso al que fue condenado.
Regresó en 1848 amparado en la amnistía decretada por el presidente Manuel Jimenes, ocupando la Secretaría del Ministerio de Guerra y Marina, con el rango de coronel del ejército.
Con el retorno de los antinacionales al poder, Pina volvió a Venezuela a engrosar la fila de los exiliados de la patria, pero la anexión a España en 1861 lo sacó de su retraimiento y fue de los que ingresó al país por la frontera dominico-haitiana acompañando a Francisco del Rosario Sánchez. Acompañó a José María Cabral en su marcha victoriosa hasta las Matas de Farfán. Junto a Sánchez estuvo Pina en El Cercado y estuvo a punto de ser víctima de Ios intereses antinacionales cuando Timoteo Ogando pudo sacarle con vida hacia Haití, regresando nuevamente a Venezuela.
Con el fin de la Anexión en 1865, regresó al país y se integró al gobierno de Cabral y fue diputado de la Asamblea Nacional Constituyente, gobernador de la provincia de Santo Domingo y Ministerio de Interior y Policía. Disuelta la Constituyente y con la ascensión de Buenaventura Báez a la presidencia, Pina ocupó la dirección de la Suprema Corte de Justicia, en cuya condición permaneció retraído de la política activa, pero ya en 1866 se encontraba sirviendo al movimiento revolucionario iniciado en Santiago de los Caballeros el 24 de abril. En 1869, cuando Báez gestionaba la anexión a los Estados Unidos de Norteamérica, Pedro Alejandrino Pina estuvo acompañando a Cabral en la región Sur, intentando impedir el triunfo de los intereses antinacionales.
En esas actividades nacionalistas estaba cuando falleció en Las Matas de Farfán, el 24 de agosto de 1870.
Fuentes:
- Enciclopedia Dominicana, Tomo 6, Pag. 16.
- Revista CLIO número 86, pág. 05, Emilio Rodríguez Demorizi.
- https://www.ecured.cu/Pedro_Alejandrino_Pina#S.C3.ADntesis_biogr.C3.A1fica