Dos años antes del nacimiento de Bona y Hernández se había producido la ocupación haitiana, por lo que nuestra heroína creció bajo la opresión de la intervención extranjera.
Concepción era hija de don Ignacio Bona, el firmante número 90 del manifiesto del 16 de enero de 1844, su madre Juana de Dios Hernández, prima hermana de Josefa Brea Hernández, esposa del patricio Matías Ramón Mella.. Era también sobrina carnal del prócer de la independencia dominicana Juan Alejandro Pina, uno de los nueve fundadores de la Sociedad Secreta La Trinitaria.
Al asumir Jean Pierre Boyer el dominio de esta parte de la isla de Quisqueya, se produjo un evidente choque político y cultural entre los dos conglomerados sociales. Los haitianos poseían una base cultural franco-africana, mientras que nuestro pueblo había sido educado sobre la base de la cultura hispánica.
Al dominicano se le impuso, entre otras onerosas obligaciones y reprimendas, la bota de la represión, un gobierno militarizado dirigido por Gerónimo de Borgellá, el reclutamiento de jóvenes para el servicio militar y la sustitución de los símbolos hispánicos por los de Haití.
Además, la población se vio obligada a pagar impuestos exorbitantes, se cerraron muchas iglesias, se impuso el idioma francés en lugar del castellano en los asuntos oficiales, se intentó también usarlo, aunque sin éxito, en las escuelas primarias, se limitaron las actividades religiosas y otras costumbres arraigadas en el pensamiento popular. Debido a que creció en el seno de una familia comprometida con la causa de la independencia, las ideas progresistas y libertarias florecieron en su mente desde temprana edad.
Sus primeros años y su juventud los pasó en una casa situada en la calle Palo Hincado casi a esquina El Conde (antes 27 de Febrero), calle que figura en la historia de Santo Domingo como el lugar donde se incubó la mayor parte de los movimientos independentistas.
Su integración a la lucha libertaria, su fervor patriótico, su indoblegable nacionalismo y su firme convencimiento de que los emblemas patrios eran importante para identificar el país, motivaron a Concepción Bona para que labrara con “fina tela y patriótico entusiasmo y nerviosidad femenina” la enseña nacional que enarbolaron los principales dirigentes de la independencia nacional la noche del 27 de febrero de 1844.
Fue ella, precisamente, quien le entregó a Sánchez la bandera que éste enarbolaría en el altar de la patria el 27 de febrero de 1844.
Las reseñas de la época cuentan que “en tan envidiable tarea Concepción Bona fue acompañada esa noche por su prima hermana, la señorita María de Jesús Pina”.
Concepción Bona y Hernández contrajo matrimonio con Marcos Gómez y Carvajal. El matrimonio procreó cinco hijos: Marcos Antonio, Manuel de Jesús, José María, Elvira y Rafael María.
Falleció el 02 de julio del año 1901.
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