¿Qué es la actitud del hablante?
Imagina cualquier cosa que puedas decirle a otra persona, recuerda algo que le hayas dicho hoy a alguien. Piensa en ese mensaje que le estás transmitiendo a quien te oye. Date cuenta de que no solo le estás haciendo llegar una información determinada, sino que, al hablar, estás manifestando una posición ante lo que dices, estás dando esa información de un modo concreto; y esto añade cosas a ese mensaje, le da una forma, y hace que el oyente lo interprete de un modo u otro. Cuando hablas, tomas una actitud ante lo que dices.
Teniendo en cuenta las actitudes más usuales que puede adoptar un hablante, podemos hacer una clasificación de los tipos de oraciones que solemos utilizar.
Clasificación de las oraciones según la actitud del hablante
Hay seis tipos: enunciativas, interrogativas, exclamativas, imperativas, desiderativas y dubitativas. Veamos las características de cada una.
Actitud enunciativa
El hablante expresa un hecho o una idea; además, el hablante nos da a entender que su mensaje es una realidad objetiva.
Por ejemplo: Tienes el pelo ardiendo.
Como podemos comprobar en el ejemplo, el verbo aparece en su modo indicativo.
A su vez, las oraciones enunciativas pueden ser de dos tipos:
Afirmativas: Afirman un hecho o una idea. No necesitan incluir ninguna palabra específica que las identifique como afirmativas, pero pueden contener algún adverbio de afirmación. Por ejemplo: Tienes el pelo ardiendo. / Sí tienes el pelo ardiendo.
Negativas: Niegan un hecho o una idea, y lo hacen por medio de algún adverbio de negación (no, nunca, jamás…) o de los pronombres “nadie”, ninguno” y “nada”. Por ejemplo: No tienes el pelo ardiendo. / Nadie tiene el pelo ardiendo.
Actitud interrogativa
El hablante expresa una pregunta. Pero puede estar haciéndolo de una forma directa o indirecta. Y, por otro lado, puede preguntar por todo aquello que dice el enunciado o solamente por una parte. Vamos a verlo más detenidamente.
Oraciones interrogativas directas: Emplean signos de interrogación. Por ejemplo: ¿Tienes el pelo ardiendo?
Oraciones interrogativas indirectas: Se presentan por medio de los llamados verbos de lengua (decir, preguntar, etc.) Por ejemplo: Me pregunto si tienes el pelo ardiendo.
Oraciones interrogativas totales: El hablante pregunta por la totalidad de lo que dice, es decir, busca una respuesta afirmativa o negativa sobre lo que pregunta. Por ejemplo: ¿Tienes el pelo ardiendo? (La respuesta que se busca es “sí” o “no”).
Oraciones interrogativas parciales: El hablante pregunta por una parte del contenido de lo que dice, es decir, busca una información en particular acerca de su mensaje. O, dicho de otro modo, puede preguntar por el sujeto de su enunciado, o por la causa, o por el momento, etc. Para esto usa partículas interrogativas. Por ejemplo: ¿Quién tiene el pelo ardiendo? / ¿Por qué tienes el pelo ardiendo? / ¿Cuándo has tenido el pelo ardiendo?
Actitud exclamativa
El hablante transmite sentimientos y emociones (alegría, tristeza, admiración, temor, etc.) en su mensaje, con lo que consigue darle énfasis. El principal elemento gráfico que distingue estas oraciones es el uso de los signos de exclamación. Aunque también se pueden encontrar estos signos en oraciones desiderativas o imperativas para darle más énfasis a los deseos y a las órdenes. Pero esto lo veremos después en los ejemplos de cada caso. En cuanto a su pronunciación, la entonación del hablante nos indica si su actitud es exclamativa.
Por ejemplo: ¡Tienes el pelo ardiendo!
Actitud imperativa
El hablante transmite una orden o un ruego. Por eso el verbo suele aparecer en modo imperativo.
Por ejemplo: Quémate el pelo.
Aunque también se pueden usar otras fórmulas con las que el hablante puede manifestar su actitud imperativa:
Deber + infinitivo: Debes quemar tu pelo.
Tener que + infinitivo: Tienes que quemarte el pelo.
Hay que + infinitivo: Hay que tener el pelo ardiendo.
No + infinitivo: No quemarse el pelo.
A + infinitivo: ¡A quemarse el pelo!
Veamos ahora otras formas de expresar órdenes o ruegos, pero que necesitan estar dentro de un contexto para comprenderlas adecuadamente como imperativas:
Presente de indicativo: ¡Tú te quemas el pelo ya!
Futuro de indicativo: ¡Te quemarás el pelo ahora mismo!
Presente de subjuntivo: ¡Que todo el mundo tenga el pelo ardiendo!
Actitud desiderativa
El hablante manifiesta su deseo. Puede expresarlo por medio de varias fórmulas:
Ojalá + subjuntivo: Ojalá tengas el pelo ardiendo.
Verbo de deseo en condicional: Me gustaría que tuvieras el pelo ardiendo.
Querer + infinitivo: Quiero quemar tu pelo.
Si + subjuntivo: ¡Si ardiera tu pelo!
Actitud dubitativa
El hablante expresa una duda sobre lo que dice. Para ello dispone de varias fórmulas:
Deber de + infinitivo: Debes de tener el pelo ardiendo.
Puede que + subjuntivo: Puede que tengas el pelo ardiendo.
Algunos adverbios y locuciones adverbiales + subjuntivo: Quizás tengas el pelo ardiendo / Tal vez tengas el pelo ardiendo.
Actividades:
- Utiliza todas las actitudes del hablante para la oración: “Eres una persona responsable”. Usa, además, para cada tipo de oración todas las fórmulas posibles que hemos visto.
- Di a qué clase pertenece cada una de las oraciones del siguiente texto:
Vamos a ir al cine juntos. Pero tú no quieres ver la misma película que yo. Me pregunto si me dejarás elegir a mí. Quizá a ti no te importe darme ese gusto. ¡Eres tan bueno conmigo! Yo pagaré las entradas y tú las palomitas. ¡Ojalá haya palomitas de colores! Puede que sí. Y quiero beber un refresco muy grande. Pásate por mi casa a las ocho. ¿Te parece bien? Espera un momento. ¿Cuándo empieza la película? Tal vez sea mejor que vengas a las siete. Sí, es lo mejor. Vendrás a esa hora y saldremos de aquí. Me gustaría llegar a tiempo para conseguir un buen asiento. ¡Qué bien! Nada va a salir mal. Cállate un momento. ¡No me lo creo! Debo de estar loco para no haberme dado cuenta antes. Hoy los cines están cerrados. ¡Tenemos que buscar una solución! Hay que encontrar una buena alternativa para salir esta noche.
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