Nació en Santo Domingo el 15 de abril del 1895, en la calle Consistorial (hoy calle arzobispo Meriño), número 68. Su madre fue Carlota Solière de Wint y su padre Juan Tomás Mejía Cotes. El matrimonio se divorció en 1904, cuando su hija tenía nueve años, y dos años más tarde, el 1 de octubre de 1906, fallece su padre.
Cursó sus estudios primarios en el Liceo Dominicano y en el Instituto de Señoritas Salomé Ureña de Henríquez. Vivió su adolescencia entre Barcelona y Paris donde viajó con su madre y sus hermanos en 1908, dos años después del fallecimiento de su padre.
En 1912 se graduó de Maestra Normal de Segunda Enseñanza en Barcelona, España, país donde vivió durante muchos años. En 1925 retornó a República Dominicana integrándose inmediatamente a las labores docentes como profesora de Literatura, Pedagogía e Historia en la Escuela Normal Superior de Santo Domingo.
Fue una de las principales pioneras del feminismo en República Dominicana. Fundó los clubes Nosotras (1927) y Acción Feminista, este último dedicado a la formación de las mujeres de los sectores pobres del país. Perteneció a varias instituciones culturales, entre ellas: el Ateneo Dominicano, el Instituto de Investigaciones Históricas y la Asociación de Escritoras y Artistas Americanas.
Colaboró con las revistas La Cuna de América y los periódicos Listín Diario, La Opinión y La Información. Sus obras historia de la literatura dominicana e Historia de la literatura castellana fueron usadas como obras de texto para el nivel secundario por varias décadas. Es, además, autora de la popular novela Sueña Pilarín.
En las primeras décadas del siglo XX su pensamiento feminista causó gran impacto, provocando diversas polémicas en los círculos políticos e intelectuales conservadores de la época. De influencia Republicana, escribió y vivió para las causas de la mujer y la literatura, fue además una enjundiosa investigadora de la lengua castellana y excelente prosista.
Siguiendo los pasos de su padre Juan Tomás Mejía y Cotes, escribió la primera historia de la Literatura Dominicana. En la Escuela Normal estuvo como profesora de Castellano, Literatura, Pedagogía e Historia. En 1926 publicó en la revista Blanco y Negro que dirigía Francisco A. Palau su, Plan acerca de la fundación de un Museo Nacional en Santo Domingo, reflexiones sobre sus experiencias de visitas y observaciones, a los museos del Prado, Louvre y a la Pinacoteca del Vaticano. Tuvo bajo su responsabilidad la fundación y dirección del Museo Nacional (cargo en el cual permanecería hasta su fallecimiento) Posteriormente publica en 1939 el primer catálogo editado en la República sobre un Museo.
En la II Reunión Interamericana del Caribe de Arqueología en 1940, trabaja en la Comisión Segunda de Etnografía e Historia, con un estudio titulado «Estudio comparativo de los restos arqueológicos de las Antillas». Posteriormente en 1941, en el Primer congreso de Municipios Dominicanos, presenta la ponencia Creación y fomento de bibliotecas y hemerotecas, donde abordaría los problemas de la «letra impresa», expresando que: para que la letra impresa no sea «letra muerta» debe hallarse el libro fácil, accesible a todas las manos, con toda la comodidad y sin coste alguno su lectura.
Abigaíl Mejía es, sin lugar a duda, la pionera del arte fotográfico femenino en la República Dominicana. En 1925 marca un hito, aparecen publicadas las dos primeras fotografías tomadas por una mujer de su autoría para ilustrar un artículo de fondo en la revista La Opinión, Revista Semanal Ilustrada de Santo Domingo.
Posteriormente, da a conocer, en dicha revista, una serie de fotografías de la Ciudad Santa tomadas por Mejía durante su peregrinación a Roma y a Lourdes, época en la cual para llevar a cabo su campaña de sensibilización para la creación del Museo Nacional dio a conocer “instantáneas” captadas por ella de museos y monumentos de España e Italia. Una nota de los Editores al respecto dice: “El inquieto espíritu de Abigail Mejía, tan femenina y tan… feminista, no satisfecho con darnos de Roma sus ágiles y amenas impresiones literarias, ha querido completarlas con estas fotografías obtenidas por la escritora durante su permanencia en la ciudad de Nerón y San Pedro. Ellas ilustrarán el libro que sobre la urbe latina prepara la gentil literata. Nosotros sabremos agradecer las primicias de publicación que tan amablemente se nos ha brindado.
Para 1925, año en el cual regresó definitivamente al país, la escritora era considerada “la primera figura intelectual femenina de la juventud”. En España había compartido amistad, tertulias y muestra de intereses comunes en las artes, la literatura y el movimiento feminista con Concha Espina, Blanca de los Ríos y Emilia Pardo Bazán.
Abigaíl Mejía falleció el 14 de marzo de 1941, un año antes de que las dominicanas obtuvieran el derecho al voto en 1942.
Fuente: https://www.bachillere.com