El 27 de noviembre de 1870 nace en Santo Domingo. Se graduó de bachiller en Ciencias y Letras en el Instituto Profesional de Santo Domingo, 1896 y de Licenciado en Medicina y Cirugía en 1900.
Su tesis fue “Tratamiento del Chancro Blando”. En el 1911 se traslada a Francia donde realizó el Doctorado en la Universidad de París, graduándose el 10 de julio de 1914. Realizó estudios en Cirugía y Ginecología con los profesores Pozzi, Faure, Marion y Cosset.
En referencia a su vida en París, Joaquín Balaguer cuenta que Darío Contreras participaba en una reunión con el reconocido escritor y luchador antiimperialista colombiano José Ma. Vargas Vila, y que éste habló en términos despectivos de Santo Domingo como tierra de tiranos y dictadores, en alusión al general Ulises Heureaux. El joven médico dominicano salió en defensa de su país y retó a un duelo personal con pistola al detractor de su patria. Vargas Vila, sorprendido ante aquella inesperada reacción patriótica, le pidió excusas.
A su regreso al país ejerció la profesión en varias ciudades del norte, como San Francisco de Macorís, Santiago y Montecristi. En Santiago practicó algunas intervenciones a domicilio, como era costumbre, dadas las condiciones del tiempo y de la época; luego fundó la clínica “Altagracia”, donde acudían pacientes de todo el país. Después de varios años de intenso trabajo se trasladó a la capital de la República ejerciendo a nivel público y privado. Refiriéndose a su labor en el Hospital Padre Billini, el Dr. Miranda afirma que “La intensa y eficiente labor quirúrgica del Dr. Contreras en aquellos días es admirable, hubo ocasiones en que desde las horas de la madrugada comenzaba a trabajar para terminar muy pasado el mediodía. Infatigable como el más joven y activo como el más fuerte, allí estuvo presente resolviendo con verdadera capacidad todos los problemas que se presentaban y enseñando a un grupo de estudiantes que sedientos de aprendizaje colmaban el quirófano diariamente”.
Cuando ocupó el cargo de Secretario de Estado de Salud y Beneficencia, además de dedicarse al mejoramiento de todas las dependencias, puso especial atención a la profesión de enfermería, elevando el sueldo de estas consagradas servidoras de los servicios de salud.
Trabajó la profesión durante largos años y ocupó numerosos cargos en la administración pública:
- Cirujano del Hospital San Rafael, Santiago, 1924.
- Médico Legista del Distrito Judicial de Santiago de los Caballeros.
- Director del Hospital Padre Billini, Santo Domingo, 1942-1943.
- Ministro de Sanidad, 1941-1943
- Diputado al Congreso Nacional
- Senador de la República
- Ministro Consejero de la Embajada Dominicana en Washington, 1949-1951.
Ingresó a la Universidad de Santo Domingo como docente, mediante decreto del Presidente de la República Manuel de Jesús Troncoso de la Concha, de fecha 13 de noviembre de 1940. Impartió las cátedras de Semiología Quirúrgica, Clínica Quirúrgica y Patología Quirúrgica. Con motivo del proceso de reforma curricular en la Universidad, el Dr. Contreras le escribió el 14 de octubre de 1944 una comunicación al señor Rector de la institución expresándole su preocupación por la falta de conocimientos prácticos por parte de los estudiantes de medicina: “La falta de conocimientos prácticos se hace manifiesta al graduarse de médico el estudiante, entonces al no saber siquiera orientarse ante el enfermo, ni cómo tratarlo, se ve obligado a tratar al enfermo como lo hacen los boticarios o lo curanderos, esto es, indicando patentizados tomados de almanaques o folletos de Laboratorios comerciantes”.
Para la mayoría de los dominicanos la historia médica del Dr. Contreras se circunscribía a un solo acto: el acto quirúrgico en que fue personaje central Rafael Leónidas Trujillo Molina. “El viejo maestro- dice el Dr. Zaglul- se quejaba amargamente de que olvidaran su historia como persona y como cirujano para convertirlo única y exclusivamente en el Salvador del Tirano, pues en la década del 40 un inofensivo forúnculo en la nuca del dictador se convierte en una terrible ántrax que le hace peligrar la vida. Se traen médicos del exterior y también se niegan. El tirano va irremisiblemente hacia la muerte. Los familiares llaman al Dr. Contreras, que para esa época era un cirujano olvidado. El paciente inconsciente, febril por el efecto de una grave septicemia. Contreras decide operar con una espada de Damocles sobre su cabeza. El éxito no se hizo esperar y el paciente duraría veinte años más gobernando con mano férrea a nuestro sufrido pueblo”.
En su libro Memorias de un Cortesano de la Era de Trujillo, Balaguer expone que cuando el Dr. Contreras se disponía a llevar a Trujillo a la mesa de operaciones, los hermanos de éste se interpusieron en su camino para preguntarle con aire de consternación: “Doctor ¿y qué pasaría si el Jefe muere?”, a lo que el cirujano se limitó a contestar: “Si se muere hiede a los cinco días”.
Durante su vida universitaria se interesó por la formación integral de los alumnos, tanto teórico y práctico. En los cargos de la administración pública actúa con la máxima honestidad y tiene un claro interés en dar a todo el personal médico un trabajo y un salario digno, Al ocupar el Ministerio de Sanidad aumentar los salarios de las enfermeras.
Este gran cirujano, egregio médico y patriota devoto, murió en la pobreza a la edad de 94 años. Entonces, cuando pasemos por «Darío» o alguien mencione el hospital, pensemos en el ejemplo de dignidad, decencia del Dr. Darío Contreras. y profesionalismo. . .
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