Regresaron a América siendo Antonio todavía un niño y se establecieron por breve tiempo en Cuba, luego retomaron al país, específicamente a la región Noroeste residiendo cerca de la ciudad de Montecristi.
Desde niño Pepillo reveló ser dueño de un enérgico carácter, agresivo y con dotes de mando. En su adolescencia estuvo un tiempo recibiendo instrucción en un colegio de la ciudad de Santo Domingo. Esto le permitió tener en el orden educativo, un nivel por encima de los jóvenes y hombres de la región Noroeste, a la que regresó cercano a la edad de 25 años, donde contrajo matrimonio con Águeda Rodríguez.
En su región fue soldado de vanguardia en defensa de la Independencia frente a Haití y como Lugarteniente del General Tito Salcedo, con quien no tenía parentesco cercano, dejó fama de hombre de acción, arrojado y buen jefe de tropa.
Durante el mes de febrero de 1861 el General Hungría, que había sido jefe de Pepillo en la batalla de Sabana Larga, junto a otros militares dominicanos y oficiales españoles que se encontraban en el país, recorrieron la Línea Noroeste recogiendo firmas para apoyar la anexión a España.
Hungría hizo comparecer a Pepillo ante su persona en el poblado de Guayubín. Sin embargo, cuando cuando estuvo frente a Hungría no quiso desmontarse de su caballo, conociendo para lo que había sido llamado pero no firmó el documento de la Anexión.
A partir de ese momento y consumada definitivamente la anexión, las autoridades españolas le hicieron la vida imposible a Salcedo. Tiempo después en un corte de madera de los varios que tenía fue atacado por uno de sus peones y Pepillo, en legítima defensa, apuñaleó al agresor quien murió poco tiempo después.
Las autoridades le hicieron preso acusándolo de un crimen que desde el punto de vista jurídico no tenía justificación. Detenido en la Fortaleza de Santiago, Pepillo se fugó en los días en que se iniciaba el levantamiento del 16 de agosto de 1863.
Se presentó a los patriotas que encabezaban el movimiento Restaurador en la Villa de Guayubín y se sumó al ejército en el inicio mismo de la nueva guerra de Independencia. Es así como José Antonio Salcedo, conocido popularmente como Pepillo, fue el primer presidente del Gobierno Restaurador.
Trasladado a la costa, cerca de Puerto Plata, en el Paraje de Maimón, Pepillo fue informado por el oficial jefe de la escolta que debía ser fusilado, por orden escrita, en ese lugar. Pepillo, hombre de incuestionable valor, no hizo ningún gesto visible de protesta o de rechazo a lo que sabía era su trágico destino.
Antes de su ejecución entregó a un soldado del pelotón de fusilamiento encargos para su mujer que vivía en Guayubín. Ese soldado, con algo más de 20 años, se llamaba Ulises Heureaux, alias Lilís.
En la Playa de Maimón, fusilado por razones que históricamente no tienen explicación, a los 48 años de edad, murió José Antonio Salcedo, prócer de la Independencia y de la Restauración. Su apellido dio nombre al municipio de Salcedo y a la provincia que hoy se llama Hnas. Mirabal.