Manuel Arturo Peña Batlle

Fueron sus padres Buenaventura Peña Cifré, abogado y terrateniente, y Juana Batlle, ambos de origen español.

En 1923 se doctoró en Derecho en la Universidad de Santo Domingo, donde más tarde dictó la cátedra de Derecho Público Internacional.

Rechazó la intervención militar norteamericana del país en 1916, participando en la campaña nacionalista que impulsó la salida de los invasores.

Una vez firmado el tratado Vásquez-Borno en enero de 1929, se estableció en San Juan de la Maguana para trabajar durante varios meses en el trazado de la frontera entre Haití y la República Dominicana.

Al producirse en 1930 el golpe de Estado que llevó al poder a Rafael Leónidas Trujillo Molina, Peña Batlle se mantuvo en una posición discreta frente al nuevo régimen, renunciando públicamente a su cargo de presidente de la comisión dominicana de delimitación fronteriza, aunque después se integró a la conclusión de los trabajos.

Habiéndose negado a inscribirse en el Partido Dominicano, sustento político del Gobierno, se le consideró contrario, pero en 1935 cerró filas entre sus miembros.

En la dictadura trujillista

Su incorporación definitiva al régimen trujillista se produjo en 1942, cuando pronunció un discurso acerca de los aspectos internacionales de la independencia financiera, en el que elogió el nacionalismo del tirano. Un año después fue elegido presidente de la Cámara de Diputados.

Otros cargos que ostentó figuraron los de secretario de Estado de Interior y Policía, Ministerio de Trabajo y Relaciones Exteriores, así como embajador en Puerto Príncipe y adscrito a la Presidencia.

Fue también presidente de la comisión de Fomento, del Instituto Duartiano y de la Junta Pro Celebración del Centenario de la República, y miembro de la Academia Dominicana de la Historia, del Instituto de Cultura Hispánica de Madrid y del Instituto de Investigaciones Históricas de México.

Descubierto un complot contra el régimen, Peña Batlle fue llamado al despacho del secretario de Estado de Guerra y Marina, donde el general Caamaño y otros altos mandos militares lo sometieron a un interrogatorio humillante, pero no respondió a ninguna pregunta y abandonó su cargo en Fomento. Trujillo lo convenció de que lo acompañase en su viaje a los Estados Unidos, donde permaneció un buen tiempo.

El tirano se hizo nombrar embajador de la Organización de los Estados Americanos (OEA) y Peña Batlle le advirtió que esa posición no obligaba al protocolo norteamericano a rendirle honores como diplomático, advertencia que no le perdonó.

En una cena ofrecida en Washington, Peña Batlle se presentó a ella como parte del séquito, pero Trujillo le dijo que no había sido invitado. Enfermo, recibió en Nueva York un diagnóstico malo y regresó a Santo Domingo, enclaustrándose en su casa.

Tras su muerte en 1954, el régimen le rindió honores, publicó sus discursos y bautizó una calle con su nombre.

Una buena parte de la obra de Peña Batlle estuvo dedicada a afianzar su posición sobre lo que creía ser el verdadero nacionalismo dominicano. Con tal motivo, criticó acerbamente a los haitianos, consagrando casi toda su vida activa a buscar una solución al añejo conflicto fronterizo entre los dos países.

Dotado de una amplia formación humanística, sus obras se distinguen por su vigor científico, aun cuando algunas de ellas están teñidas de un fuerte racismo anti haitiano.

Entre sus obras más importantes están:

Por las piedras ilustres. Santo Domingo: La Cuna de América, 1925.
Historia de la deuda pública dominicana. Santo Domingo: La Cuna de América, 1926.
Antecedentes históricos y sociológicos de la anexión a España, año 1929.
El descubrimiento de América y sus vinculaciones con la política internacional de la época, 1931.
Enriquillo o el germen de la teoría moderna del Derecho de Gentes. Ciudad Trujillo, 1937.
Las devastaciones de 106 y 1608. Ciudad Trujillo, 1938.
Transformaciones el pensamiento político. Santiago de los Caballeros, 1942.
Contribución a una campaña. Ciudad Trujillo, 1942.
El sentido de una política. Ciudad Trujillo, 1943.
Constitución política y reformas constitucionales, 1944.
Historia de la cuestión fronteriza domínico-haitiana, 1946.

Fuentes:
http://www.ecured.cu

 

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